Por: María Laura de Arróliga
¡A comeeeer!
Todos hemos escuchado esta llamada a la hora de almorzar o cenar, por lo menos una vez en nuestra vida. Y ese momento de felicidad por compartir, por saber qué le había pasado en el día a cada uno de los integrantes de la familia, ese ambiente rodeado de olores típicos de un hogar y el acceso a un banquete de sabores que de grandes nunca olvidaremos, es y ha sido por años, una experiencia única de aprendizaje de valores y ritos familiares.
Pero, ¿Qué pasa si incluimos a nuestros niños en este proceso diario desde antes de esa llamada familiar a compartir una mesa?
Lograremos que la preparación de comidas familiares permita compartir historias de los alimentos que comió cuando era niño y celebrar su herencia cultural transmitiendo recetas. Hará de la cocina parte de un ambiente hogareño saludable y una cultura de bienestar. Ayudará a los niños a encontrar recetas de temporada y a crear tradiciones a su alrededor. Preparará y comerá alimentos frescos y sin procesar, para construir la base de un estilo de vida saludable. Muchas lecciones de vida se adquirirán a través del arte de cocinar y comer en familia.
Las lecciones de vida adquiridas en familia son quizás las más importantes que un niño obtendrá, pero existen otras lecciones, que la comida y el cocinar, pueden enseñar. Cada momento debe aprovecharse.
Utilice la cocina como una herramienta para criar niños inteligentes. Los niños pueden aprender muchas lecciones académicas mientras cocinan con mamá o papá. Hay conceptos matemáticos en cada receta: contar, medir, sumar y fracciones. Aprovechen a discutir diferentes conceptos científicos, como cómo crecen los alimentos, cómo la temperatura cambia las propiedades de los alimentos, los estados de la materia, o expliquen los nutrientes que nuestro cuerpo obtiene de diferentes grupos de alimentos y por qué son importantes. Refuercen o incluyan conocimientos de otros idiomas buscando recetarios en ese idioma y aprendiendo una amplia variedad de nombres de alimentos en otras lenguas. Adquieran valores hacia los alimentos y su cadena de producción, llevando a entender la importancia de reducir el desperdicio alimentario. El arte es parte activa de cada montaje de un plato, es un espacio de creación e innovación, de construcción de la gastronomía familiar. Las recetas también enseñan habilidades de lectura y planificación. Y podríamos seguir enumerando conceptos académicos aplicables según la edad de los “pequeños cocineros”.
Incluir a los hijos en la cocina puede empezar desde edades muy tempranas, donde los niños pueden iniciarse lavando verduras, midiendo, revolviendo, mezclando, para luego pasar a picar y saltear, y finalizar elaborando por sí mismos riquísimos platos. La tarea de los padres al acompañarlos, incluye la introducción a las medidas de seguridad e higiene, mientras se supervisa el trabajo de los pequeños. Ayudar a los niños a sentirse incluidos, emocionados e independientes, pidiéndole que participe en la elección de recetas y su preparación. Pueden hacer la lista de compras juntos, escuchar las sugerencias de cambios a recetas, probar nuevos sabores. No se debe olvidar que en la cocina, así como en el juego el orden posterior es parte del momento lúdico, se debe incluir el montaje de la mesa y posterior limpieza de los utensilios, vajilla y enseres.
Cocinar con los hijos prepara el escenario para futuros recuerdos familiares. Es disfrutar comidas saludables y nutritivas. Es crecer juntos.
Algunas páginas con recetas para cocinar con nuestros niños:
https://tasty.co/article/melissaharrison/cooking-with-kids
https://www.tasteofhome.com/collection/easy-recipes-for-kids-to-make-by-themselves/
https://www.bbcgoodfood.com/recipes/collection/kids-cooking-recipes
Foto de RODNAE Productions en Pexels