Por: Álvaro Sánchez
En circunstancias normales, la función docente de por sí, ya produce altos niveles de estrés laboral y agotamiento. Con la crisis de la COVID-19, como la que se vive actualmente, conlleva fuertes respuestas emocionales negativas, como pánico, estrés ansiedad, enojo y miedo.
Según investigaciones realizadas, el 92.8% del profesorado ha sufrido desgaste emocional y estrés durante el confinamiento. Esto debido a que en su vida familiar deben cumplir con las tareas del hogar, a la vez que apoyan y supervisan las actividades escolares de sus hijos; aparte de su función laboral desde casa, provocándoles angustia y estrés. Quienes son docentes enfrentan la impotencia de no estar cerca de los alumnos, la angustia que causa no tener las herramientas tecnológicas o no saber cómo usarlas adecuadamente. Esto origina una pérdida de control para orientar mejor al estudiantado. El tema es de tanta trascendencia que la UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo han publicado conjuntamente un grupo de herramientas para ayudar a los líderes escolares a fortalecer la Inteligencia Emocional de los docentes.
Alzina y Escoda describen la Inteligencia Emocional, como el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarios para tomar conciencia, comprender, expresar y regular, de forma apropiada, los fenómenos emocionales, con la finalidad de aportar un valor añadido a las funciones profesionales y promover el bienestar personal y social.
Según los expertos entre Los beneficios que aporta la inteligencia emocional en el ámbito educativo destaca:
Los docentes que trabajan en su inteligencia emocional se sienten más satisfechos, tanto con su trabajo como con la vida en general, por lo que presentan actitudes laborales positivas, así como mayores niveles de ilusión por la enseñanza, menores niveles de burn-out (síndrome del “trabajador quemado”) y mayor satisfacción laboral, lo que permite ayudar al alumnado a mejorar su desempeño emocional y académico.
Y es que la inteligencia emocional de los docentes tiene un impacto directo a largo plazo en los indicadores educativos del alumnado, como, por ejemplo: una mayor motivación por aprender, el incremento del sentimiento de pertenencia al grupo, actitudes más positivas hacia el centro educativo, el profesorado y asignaturas, así como un mayor rendimiento escolar y mejores conductas sociales en clase.
A continuación, algunas recomendaciones para fortalecer la inteligencia emocional, basadas en la educación emocional, para ayudar a los docentes a cuidar su salud mental, especialmente en tiempos de pandemia:
- Para evitar caer en el estrés y la ansiedad resulta necesario poner en práctica las 4 D´s: descanso, dieta, deporte y diversión. En relación con el descanso, hay que buscar ese equilibrio de 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de ocio. Respecto a la dieta, recomienda alimentarse de manera equilibrada y no dejarse arrastrar por ingestas compulsivas ante una situación de estrés.
También resulta indispensable realizar ejercicio físico, ya que es un antiestrés natural, y tener momentos de diversión. Deben buscar un tiempo a la semana para hacer aquello que realmente les gusta, les motiva, les apasiona y, principalmente, les mantenga la mente alejada de los causantes de seres cotidianos del trabajo. - Bajar los niveles de estrés realizando «gimnasia emocional», que consiste en poner en práctica diariamente algunos de los principios y actividades de la educación emocional: la relajación, respiración consciente, fluir en lo que se está haciendo.
- Controlar la sobreexposición a noticias sobre la pandemia también es recomendable para controlar el estrés y la ansiedad. No se puede controlar la pandemia, pero sí podemos controlar el tiempo que le dedicamos a ello. Seguir recibiendo más información de víctimas e infectados solo nos afecta a nivel emocional.
- Compartir las preocupaciones o ansiedades con otros. Conversar con los demás sobre las preocupaciones tiene un importante valor terapéutico. Hablar sobre cómo se sienten y cómo están afrontando la situación con amigos, compañeros del trabajo, familiares o un profesional de la psicología puede ser de gran ayuda.
Así que estimados docentes no desmayen y tengan presente lo que nos dice la Biblia en 1 Pedro 5:10
Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.
Tan identificada Inge. Al inicio de la pandemia tuve tanta ansiedad al enfrentarme a la tecnología, a la innovación, a salir del confort. Pero al pasar el tiempo esto me ayudó a darme cuenta que podía hacer cosas que ni lo hubiera imaginado. Ha traído credibilidad en mi misma en esa área y esa reforzó otras.
Muy provechoso su artículo.
Bendiciones.